Estamos alojados en el mismo pueblo de Ochagavía en un
pequeño apartamento con cuatro camas y en el que acomodamos un colchón hinchable.
El viernes tras llegar y instalarnos nos vamos a cenar al restaurante del
pueblo que estaba a petar de ciclistas haciendo provisión de hidratos de
carbono. El sábado por la mañana nos levantamos pronto y tras un desayuno
abundante nos dirigimos hacia la salida que está a 200 metros del
apartamento. Cuando faltaban diez minutos para la salida me doy cuenta que no
me he puesto protector solar y el día promete que va a ser muy soleado. Salgo
pitando de vuelta para el apartamento y me embadurno de espesa crema factor 30 a toda hostia.
Vuelvo justo cuando faltan un par de minutos para la salida y desisto de buscar
al resto del grupo entre la multitud de ciclistas, ya nos reagruparemos
más adelante. Me coloco en primera línea justo después de los Txikis que nos
acompañaran hasta Ezcaroz. Creo que es una idea estupenda que da protagonismo a
los niños en la salida de la marcha.
Tras Ezcaroz ya empieza el primer puerto de la jornada que es
bastante suave pero en el que ya se intuye que el día va a ser muy caluroso.
Nos lo tomamos con mucha calma para ir calentando piernas y no pasarse ya de
pulsaciones. Así seguimos a este ritmo suave superando los puertos de
Jaurrieta, Erremendia y Abaurreagaina los cinco agrupados y comentando lo que
nos espera.
Llegamos al famoso Muro donde nos controlan mediante el chip.
Se trata de una rampa de cemento con una pendiente muy pronunciada (un 20%) y
en la que hay que darlo todo durante unos 500 metros . El camino es estrecho y hay que ir
controlando que el de delante no ponga pie en tierra o te desequilibre. En la
última curva los gritos de ánimo de la multitud nos da el último empujón para
llegar al final. Parece que efectivamente hubiéramos superado uno de los muros de una clásica
del norte y llegamos con la adrenalina a tope al primer avituallamiento del día.
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Subiendo el Muro |
Tras comer un poco y rellenar bidones ya ponemos el
pensamiento en el primer monstruo del día, Errozate, para el que ya quedan menos
de 20 kilómetros .
Pero antes tenemos que superar el cuarto puerto de la jornada, Azpegui. En este
puerto ya empezamos a probar lo que va a ser la norma a partir de ahora, rampas
continuadas por encima del 10%. Una vez superado este puerto nos encontramos
con la imagen desagradable del día, una ambulancia está recogiendo un ciclista
que inexplicablemente ha tenido un accidente en una zona sin apenas pendiente.
Junto a la ambulancia vemos la bicicleta partida limpiamente en dos partes.
Comentamos cual puede haber sido la causa y no llegamos a ninguna conclusión
aceptable.
Iniciamos un largo y peligroso descenso en el que tenemos que
ir frenando a tope y controlando el mal estado del asfalto. Aquí hacemos algo
que no habíamos hecho nunca antes en una marcha, paramos para hacer fotos del
espectacular paisaje que nos ha dejado a todos con la boca abierta. Esto si que
es cicloturismo!! Tras finalizar el descenso nos damos de bruces contra las
primeras rampas de Errozate, ya ha llegado el momento pienso, ahora vamos a ver
de verdad el porque le han puesto de apellido Xtrem a esta marcha. Meto de
entrada todo el hierro que llevo (34 x 30) y para arriba. Las rampas son de
impresión y mantenidas por encima del 9% durante sus diez interminables
kilómetros. La carretera es estrecha y el ritmo obligadamente lento, superados
los primeros kilómetros se suceden fuertes ráfagas de viento lateral que nos
desequilibran y hacen poner pie en tierra a mas de uno. Con Juan Antonio
hacemos codo con codo la ascensión como si se tratara de una salida de domingo
cualquiera. De repente superado el kilómetro siete un breve descanso al 7% en
el que oigo un comentario de un veterano: “ahora viene el muro” y pienso “pero
¿que muro? Si el muro ya lo hemos hecho hace unos kilómetros!!” Nos espera una
larga rampa al 17%. Delante mío algunos ya se bajan de la bici. Yo me cojo
fuerte del manillar y aprieto sin mirar adelante esperando que en algún momento
tiene que aflojar y que ya lo notaré en las piernas. Al final, superado este
tramo la pendiente se "normaliza" y coronamos, que descanso. La bajada es muy peligrosa como ya
nos advirtieron y me la tomo con mucha calma.
En el avituallamiento volvemos a parar todos y nos
reagrupamos. Comentamos brevemente nuestros sufrimientos y tras llenar el bidón
que ya tenía completamente vacío volvemos a iniciar la marcha. Llevamos la
mitad del kilometraje unos 2.000
metros de desnivel y ya “solo” nos quedan tres puertos.
El calor cada vez es más sofocante y los metros en ascensión se van acumulando.
Tras superar los puertos de Surzai Lepoa y Irati nos
plantamos en el inicio de la ascensión al temido Larrau. El inició del la crono
estaba a dos kilómetros del inicio, en el pueblo del mismo nombre. Antes de
pasar por la alfombra cogemos un poco de agua fresca y inicio la crono con más
ganas que cabeza. Me adelanto durante un par de kilómetros pero a partir de ahí
mis piernas dicen basta y pego una petada considerable. Juan Antonio, Martin y
Hector me adelantan y veo como se van alejando poco a poco. Yo ya no tengo
desarrollos que me ayuden y empiezo a vivir un sufrimiento considerable. A
partir de este momento me fijo un objetivo, llegar arriba como sea sin poner
pie en tierra aunque tenga que ir haciendo eses por la carretera. El calor es
sofocante y en los primeros kilómetros no sopla nada de viento. Empiezo a
superar ciclistas que suben andando y otros con cara de dolor que intentan
recuperar las piernas con estiramientos. La tentación de parar un momento es
grande y me marco un objetivo más cercano, tengo que llegar al kilómetro 8 donde
empieza un descanso de dos kilómetros. Ahí podré recuperar un poco y luego ya
veremos. Las piernas no me van pero de pronto avisto lo que debe ser el inicio
de la zona de “descanso”. Hay gente animando, ya solo quedan unos metros pero
son todos al 16%. Tras la zona de descanso solo me quedan dos kilómetros duros
y prueba superada. La visión que se tiene desde abajo es espectacular, cuento
cuatro curvas de herradura y las pendientes vistas desde ahí parecen terribles.
Veo otros ciclistas que van por delante mío como se retuercen en la bici para
llegar al final. Pienso si mis compañeros ya deben haber coronado y si me estarán
esperando arriba. Por suerte se ha levantado un poco de niebla y la temperatura
ha bajado bastante lo que me ayuda a encarar el último tramo. Empiezan los
primero desniveles, me pongo de pie sobre la bici y joder!! Primer amago de
rampa en una pierna. Pienso “ahora no, que ya estoy llegando y no me da la gana
bajarme de la bici”. El abductor se me contractura sin remedio y el dolor no me
deja mover la pierna. Pedaleo haciendo fuerza solo con la otra pierna y el
dolor va pasando poco a poco. Ahora es al revés, la otra pierna empieza a
doler, voy alternando. Los gritos de ánimo que me llegan desde lo alto me
ayudan. Alguien me dice que solo quedan 200 metros , un último
esfuerzo y ya estamos arriba. Paso por el control de tiempo y veo a mis
compañeros esperándome. Nos felicitamos por la hazaña y esperamos a Josep Maria
que viene por detrás para hacernos la foto todos juntos.
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Sufriendo en las rampas de Larrau |
Solo nos quedan 15 kilómetros , todos de bajada, por una
estupenda carretera hasta llegar a Ochagavía. Fin de la Irati Extrem. La marcha me ha
gustado mucho, es muy bonita, con unos paisajes espectaculares. Y efectivamente
es Extrem no solo por la cantidad desnivel que se tiene que superar sino por
los descensos que se tienen que afrontar.
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En la cima de Larrau. |
Xavi, ets un campió.
ResponEliminaLlegint el relat i coneixen-te dalt la bici, havia de ser duríssim.
Et felicito sincerament i aprofito la ocasió per comprometre'm a, de cara a la temporada vinent, apuntar-me a aquestes súper experiències.
Felicitats de nou i...activa la funció per a poder-me fer Follower!